«Contigo me cruzo deprisa»

Uno lo evita y al final se ve envuelto en él. Uno intenta poner un muro y ese muro se cae. Uno mantiene las distancias y éstas se acortan. Las prisas. Las inmediateces. Los mensajes. ¿Qué le pasa al mundo hoy? Y por más que se quiera, por más que se ponga intención, por más que uno luche por un respiro… El respiro se subleva. En este mundo de las prisas no vale sólo con el querer, ni con las buenas intenciones ni mucho menos con los respiros calmados. Hoy necesitamos pararnos. Y en seco. Sin más miras. Sin remordimientos. Con libertad y naturalidad. Es más que necesario.

Al final el día me sugiere estas dos preguntas que llevan a la misma conclusión: ¿vives para trabajar? ¿Trabajas para vivir? Me llevan a pensar en cada vida humana y sus pasiones. Esas pasiones sanas como la familia, la pareja, los amigos o la Naturaleza. Si vivimos sólo para trabajar, si trabajamos para, matizo, poder vivir todo aquéllo, ¿qué ánimo nos queda?, ¿qué realidad tenemos? Somos títeres. La vida está para vivirla y en ese vivir encontramos a otras personas y lugares que nos ayudan a crecer, que nos lanzan a dar un paso más y que tanto bien nos hacen. No entiendo un día sin un encuentro. No me gusta la idea de pasar veinticuatro horas sin apenas un momento para conversar. Es una pena que en un día no tenga cavida el contacto con la Naturaleza. Las personas trascendemos, no nos pueden parar los pies, no pueden cortarnos las alas, no nos pueden apagar la llama que emana de nuestra alma.

Si todos tuviéramos un trabajo de media jornada donde nos fuéramos relevando, si todos tomáramos conciencia de trabajar y de trabajar bien, si todos buscáramos en ese trabajo aquéllo que no podemos vivir después, si tuviéramos ese encuentro, si nos dijéramos las cosas con calma, si compartiéramos nuestras inquietudes o dificultades… Sí, otro gallo cantaría. No es una utopía. El día a día es responsabilidad de cada uno, de todos. Esas prisas, esas inmediateces, esos mensajes tienen que ser combatidos con una convivencia de tú a tú, de corazón a corazón. Si no, nos estamos perdiendo, nos estamos dejando perder y nos estamos abocando a un sin vivir. ¿Y quién no quiere vivir?

Hace poco fui a una reunión y hablaron de vivir conscientes de la realidad que nos envuelve. De que cada uno viviera su presente y viera en él la realidad como aliada. ¡Nuestra propia vida es aliada! Rezonozco que se necesita dar un paso más para vivir esto pero justo es lo que necesitamos para que la rutina no sea vieja, ni desanimada ni aburrida. Porque en esa misma rutina si dejas que la realidad que vives sea tu aliada, te aseguro que sonreirás más, encontrarás calma y recibirás regalos en forma de encuentros con personas. Lo dije tiempo atrás: las personas, nosotros, no estamos para vivir una vida cómoda. Y es en ese esfuerzo por salir de uno mismo donde encontramos la verdadera alegría y el descanso que anhelamos.

Es bonito experimentarlo. Porque sucede, no es algo que no pueda darse. Y es más agradable aún irse a la cama exprimido como un limón pero con la alegría de haberse olvidado de uno mismo para estar para los demás. Es un misterio más que paradoja para el hombre el recibir más cuando se da; el verse desproporcionalmente más agraciado por olvidarse de sí mismo. Resulta que el darse en esas cosas que constituyen la realidad de uno hace crecer por dentro (esto es madurar y no sólo cumplir años). Y la consecuencia directa es la alegría y descanso que hablaba antes. ¡Nada se pierde, todo queda! Nada se pierde para el que sabe mirar, acoger y vivir la realidad que se le presenta ante su mirada. La belleza de la vida de uno reside en estas cosas pequeñas que agrandan el corazón.

«Y voy a decir algo diferente: que vengo sin prisa, vengo para verte». Voy a mirar mi realidad a los ojos. Voy a mirar con amor a quien se cruce conmigo. Voy a mirar para ver claro los regalos que me encuentro a cada paso que doy. Pero lo más importante: voy a pararme para mirar.

6 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Arturo dice:

    ¿Trabajo a media jornada? Lo siento, no soy millonario.
    ¿Trabajar la mitad y ganar la mitad? ¡Viva la jornada completa!
    ¿Ganar lo mismo trabajando la mitad? Gracias, ahora firmo.
    ¿Ganar lo mismo y no trabajar nada? Mi sueño, ¡liberado sindical!

    Pero lo cierto es que la jornada de los estudiantes, incansables, con tesón, dura 12 o 14 horas. O las horas que Dios mande.

    Si es gandul no es cristiano. O se vence la pereza y la desidia o no se puede ser cristiano. El derecho a la pereza no es para nosotros. El trabajo, precisamente, consiste en desatender todo para entender algo. Es acabar el día exprimido como un limón, sin ganas de ir al gimnasio, ni de hablar por WhatsApp, ni tan siquiera de cenar.Echarse en el sillón o en la cama hasta mañana. Porque mañana será otro día. Ya sabéis, otro día igual.

    Y cuando el cristiano vence, trabaja, triunfa, consigue el expediente académico, gana 60000 euros, cierra una importante venta o consigue colocarse (y no me refiero con sustancias)…nos llega la felicitación. Somos muy buenos, muy trabajadores. Nos hemos esforzado. Nos lo merecemos. ¡Qué bueno eres! Otra tentación más. Nosotros no somos buenos, Dios es bueno. Dios nos ha iluminado en nuestros negocios, en nuestras comisiones, en nuestras ventas, en nuestros estudios. Dios y no nosotros. Que no se nos olvide consagrar nuestros éxitos a Dios y felicitarle. Cuando seamos halagados acordémonos de nuestra gandulería y se nos irá esa pecaminosa sensación de orgullo y satisfacción.

    La constancia, la rutina, el bendito despertador sonando, nuestra falta de ganas suplida con espíritu de sacrificio, nuestras dudas vencidas. Eso es ser santo. Santo estudiante, santo comercial, santo empresario, santo futbolista, santo señor de limpieza, santo empleado de banca (¡sin vender preferentes!). Ser santo es en nuestra profesión hacer las cosas como Dios manda, especialmente cuando no tenemos ganas y estamos reventados y tentados a reivindicar el derecho marxista a la pereza. ¡No somos primos del socialismo, somos hijos de Dios!

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    1. AMEN. No sé si decir algo o dar un gran aplauso a Dios por hacerte escribir de la forma que lo has hecho. Muchas gracias por pasarte por aquí, Arturo. ¡Y bienvenido! Qué fácil es otorgarnos los méritos y, en cambio, echar las culpas de los fracasos a los demás y a Dios. Pero ya no digo más, ya lo dices tú todo. ¡Trabajemos la Santidad! (en Ella está todo lo demás)

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  2. Amanda dice:

    La vida esta para vivirla, pero el trabajo es necesario aunque a veces sea acaparador, pero, ¿has probado a mirar a través de tu trabajo?. Que este no te deje pararte a mirar no quiere decir que no puedas hacerlo a través de el. Se descubren más maravillas de las que piensas. La vida son etapas, unas de mayor libertad, que te permiten moverte libremente, vivir cada paso que das, o las etapas que no te proporcionan ni un respiro para pararte, como dices, no te permite sumergirte en una conversación, ni te permite estar donde estabas siempre, vivir como vivías, estar para todos.

    Te ha llegado una etapa que también puede ser interesante y que te puede aportar cosas buenas, solo si te olvidas de lo que estas perdiendo.

    Tal vez Dios te esta intentado decir que pares, y que por un momento dejes de mirar a tu alrededor, a todo el mundo, deja de estar siempre ahí, te mereces un descanso, mirar en tu propio alrededor, mirar en ti y por una vez se algo egoísta y piensa solo en ti.

    El mundo no se termina, ni la gente desaparece solo porque tu lo hagas un instante. Hay miles de formas de vivir. Vive cada etapa como te venga, acéptala.

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    1. Gracias, Amanda. ¡Te has soltado! Me encanta leerte, ya te he dicho que tienes muchas cosas buenas que decir y aportar. ¡Y yo espero seguir leyéndote! Precisamente hablo de meterse en la realidad y no pasar de puntillas estresándose con ello; porque si no vivimos nuestro presente ¿qué nos queda? Preocuparnos vagamente por lo de después, por lo que no está ahora con nosotros. Es verdad que últimamente me había metido en ese torbellino pero me he sabido parar a tiempo porque el Jefe me ayuda cada día a darme cuenta del valor de cada momento y me pide siempre ahí. «Pensar solo en ti», ¡qué aburrido! «Sé algo egoísta» Creo que no va conmigo, bueno, va con la persona antes de tener al Jefe en mi vida. Reconozco que soy egoísta de pensamiento pero luego viene Él y me cambia (ojo, cuesta obedecerLe). Bueno, me encanta cómo terminas «vive cada etapa como te venga, acéptala». Un fuerte abrazo

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  3. El sentido de la vida es algo que nos persigue e interroga a todos. Y al final yo lo he encontrado en el Amor a Dios y, por ende, a los demás. Porque, como bien dices, «es más agradable aún irse a la cama exprimido como un limón pero con la alaegría de haberse olvidado de uno mismo para estar para los demás». Cosas como un historial académico impecable, un curriculum excelente, un trabajo que muchos envidiarían, tiempo de sobra para dedicarte a lo que te gusta. Todo eso me lo ha regalado Dios, y lo he valorado como nada al lado del Verdadero regalo que ha sido Él mismo. -Pues ¿de que le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?- (Mateo 16, 26a). Y nada de eso te da la Vida. Nada de eso te hace feliz. Nada de eso da o puede dar un sentido a la vida. Solo evasión y pasar un buen rato. Pero luego…

    El sentido a todo, o lo que es lo mismo, la Vida de verdad, solo la da Dios. Solo su Amor. Y un amor que se hace concreto cuando te dedicas a los demás. Cada uno a su manera, con los dones que Dios le ha regalado, en el lugar en el que Dios le ha puesto, para hacer simplemente lo que Dios quiere. Nada más. Pero, ¡ay!, ¡que debilidad y fragilidad tiene nuestra naturaleza! Espero que Santa Teresa de Lisieux me adopte como hijo espiritual e interceda por mi ante Dios. Porque cierto es que sin Él, no es posible dedicarse a los demás, pues cuando uno sufre… ¡Que difícil es «olvidarse de sí mismo»!

    Por ahora, yo también «voy a pararme para mirar» el Amor de Dios en el día a día.
    Gracias por tu tiempo y tus palabras. Que Dios te bendiga. La paz.

    PD: Hablando de encuentros, pronto van a haber dos muy grandes, de esos únicos que solo ocurren una vez en la vida. ¡Que grandes recuerdos me traen aquellos que ya pasaron! Y aunque para los que trabajamos está difícil, seguro que Dios abrirá los caminos necesarios :) ¡Y la experiencia no se olvida!
    http://www.taizevalencia.es/es/
    http://www.krakow2016.com/es/

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    1. ¡Mensajero! Qué bien me hacen tus cartas. Me alegra leerte y ver cómo te cuida Dios. Estoy contigo en eso que dices de «porque cierto es que sin Él, no es posible dedicarse a los demás, pues cuando uno sufre… ¡Que difícil es “olvidarse de sí mismo”!». Y ahi está el secreto de vivir. Se puede ver, se puede dar uno pero sin Dios al final se nota que falla algo o que falta, porque se llega a un límite que no se dilata. Y cuando se tiene a Dios sí que dilatamos el amor, nuestra mirada y nuestro corazón para acoger la realidad y vivirla. ¡Gracias por tus palabras! Y también por traer esos dos próximos Encuentros. ¡Espero estar en ambos! Un saludo, pax!

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