Cambiar la mirada. No es un acto propiamente externo, parte del interior. Y no solamente por la acción de unos músculos o la orden de una célula a otra. No. Cambiar la mirada va mucho más allá de lo meramente biológico. ¡Parte del corazón! Muchos se han referido al corazón al hablar de la totalidad de la persona. Hemos oído decir tiene un gran corazón, es decir, es una buena persona. Sólo es posible cambiar la mirada desde el corazón. Con un propósito firme. Partiendo del corazón para poder reflejar lo que vivimos y sentimos en él. Si éste contiene ira, malos pensamientos, rabia… la mirada será amenazadora, fría y seria. Si el corazón alberga buenos sentimientos, alegría y paz, la mirada será serena, acogedora y limpia.
Cada día nos afectan muchas cosas. Estamos en pleno contacto con personas y con diferentes acontecimientos que envuelven nuestra jornada laboral, académica o familiar. Hay quien los acoge mejor y hay quien debe gestionarlos para irse a la cama tranquilo. No podemos ignorar que nuestro corazón se va llenando de emociones, y muchas de ellas contrarias. También de sentimientos, y muchos de ellos encontrados. Las relaciones personales son las que más nos permiten conocer de qué pasta está hecho el corazón del de en frente y el nuestro. Ellas son las que nos van llenando el corazón de todo lo que vamos acogiendo o rechazando. Podemos acoger personas, noticias, o rechazar actitudes, tristezas o alegrías ajenas. Relacionarnos pone delante de nuestra mirada nuevas emociones o sentimientos, y también nos permite purificar o fortalecer lo que ya teníamos en nuestro corazón.
No podemos decir que cambiar la mirada sea fácil. Requiere de voluntad y constancia. Sólo quien ve que debe cambiar la mirada va presto a entrenarse y hacer lo que haga falta para poder mirar con amor, sin temor, con firmeza y sin juzgar a la realidad que se pone de manifiesto ante sus ojos. En esta realidad están contenidas las personas con las que tratamos cada día, los acontecimientos que suceden tanto los esperados como los que nos sorprenden, y los descubrimientos que hacemos de nuestras personas al contacto con esta realidad. ¡La vida es una afecto! No dejo de corroborar esta sabia y acertada frase que leí de un gran humanista y persona comprometida con el bien. Toda esta realidad va conformando nuestro corazón. ¿Qué tendrá dentro el corazón de mi amigo? ¿Qué tendrán en su corazón mis padres? ¿Qué vivencias habrá acogido el corazón de la persona que tengo delante? ¿Conozco, a caso, lo que tiene dentro mi propio corazón?
A veces olvidamos esto último o no somos conscientes. Pensamos que nos conocemos o que lo sabemos todo de nosotros mismos. Y la realidad nos golpea fuerte muchas veces negándonos esta evidencia que creíamos tener. Conocer lo que tenemos en el corazón o lo que los demás albergan en el suyo es el punto de partida para cambiar la mirada. A veces miramos con perspicacia o con aires de superioridad. Otras, nos dejamos llevar por una mirada rencorosa o llena de ira ante un acontecimiento que nos provocó esos sentimientos, y nos olvidamos del corazón de esas personas por las que sufrimos. Y tantas otras, miramos con odio, pena o malicia ante comportamientos ajenos que no soportamos o no queremos tener. Apartamos así a las personas de nuestro lado, nuestra mirada no acoge, es más, juzga. ¿Cuántas veces nos hemos parado a fijarnos en nuestra mirada? ¿En lo que llevamos en nuestro corazón? Y, ¿cuántas veces nos hemos percatado de que debíamos cambiar la mirada y no hemos dado el primer paso?
Hace poco escuchaba una palabras que pusieron en alerta a mi corazón. Y han provocado que haga un propósito firme para cambiar mi mirada. Pero no podré hacerlo si antes no pongo atención a mi corazón y lo que llevo en él. Poco a poco, ir purificando sentimientos, dejar atrás críticas o juicios sin base, acogiendo a cada persona que tenga en mi vida. ¡Acogiendo su corazón! Me ayuda pensar cómo cogería un corazón en mis manos si un doctor lo depositara en ellas con la esperanza de que soy la única persona que puede prestarle cobijo, calor humano y amor. Las palabras que han puesto mi amor en funcionamiento fueron estas: No sabes lo que está viviendo. No juzgues. En cambio, haz como Dios, ten misericordia como Él la tiene contigo. Es cierto, qué rápido se me olvida esto. La única forma de acoger a una persona, de mirarla con amor es conociéndola. Y, sobre todo, no quedándome en la superficie o bastándome sólo este conocimiento superficial.
Por si no conoces esta chica y su trabajo te paso estos enlaces.
Ella dice que su talento se lo ha dado dios. Con 8 años pintó a Jesús.
https://akiane.com/
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias! No la conocía y me ha encantado. ¡Es impresionante!
Me gustaMe gusta
Este propósito firme creo que no lo entiendo.
¿Hablas de cambiar tu mirada? ¿Qué tiene de malo?
Quizá es para los demás: ¿Es un consejo / pista para quienes sienten que deben cambiar su mirar?
Por otra parte, no está en el corazón… el corazón bombea la sangre… el cerebro aprende, recuerda, relaciona, interpreta y … AMA. Es más bonito lo otro, pero todo o casi todo sucede en el cerebro ¿no? O más probablemente desde y hacia la mente. Desde el cuerpo y sus sentidos dentro de la sociedad a la mente y desde ahí el camino de vuelta.
Es muy técnico, si.
El alma. ¿Dónde queda en todo esto? ¿Es ese el corazón del que hablas?
Ummmm, es muy valioso. Es algo muy caro, precioso, puro y sencillo. No puedo ensuciarlo, atropellarlo con mis torpes frases … help.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Te voy a contar un secreto: mucho de lo que escribe una persona parte de su experiencia y vivencia, y tiene que ver con ella. ¡Entiendo tu parte! Yo me refiero a los que antaño (y todavía hoy, algunos) hablaban del corazón cuando se referían a cómo es una persona.
A veces digo cuerpo y alma. Otras muchas, corazón y alma. Pero siempre los separo. El alma queda en lo más profundo de uno mismo. Es la que da vida al cuerpo (qué paradoja con el corazón, ¿eh?). Anima, del latín.
¿Tus torpes frases? Pues ya haces mucho comentando y aportando. No te preocupes, no ensucias nada mientras lo hagas desde tu experiencia y tu corazón :)
Me gustaMe gusta