Música para mis oídos

Quiero respirar sólo un segundo esta paz / masticando el aire puro que hay aquí / Quiero dedicarme sólo al cariño de los míos / sobre todo si se trata de ti / Quiero saborear sólo un segundo esta paz / y sentir como penetra dentro de mí.

Quiero saborear sólo un segundo esta paz / sin las guerras que tampoco quieres tú / Sin disparos de imágenes y todos los regueros / de tinta venenosa alrededor / Un momento así ya no sé si ya volverá / Un momento así, yo quisiera fuese siempre la normalidad.

Pienso en lo poco que respiramos paz, en los momentos efímeros de tranquilidad, en los escasos minutos de silencio y pienso a la vez en cómo se saborea lo auténtico; en cómo se henchía el alma ante lo bueno, en la experiencia del bien. Pienso en la vida dada a los demás, al cuidado del más necesitado y pienso a la vez en cómo se saborea el sufrimiento; en cómo se agranda el corazón ante el dolor compartido, en la experiencia de la misericordia. ¿Qué es la normalidad, dónde la vemos hoy, quién nos habla de lo que es normal? Lo normal… Lo normal es vivir como seres humanos no como bestias. Es una pena que muchos no se sientan hermanos de todos los que habitamos la misma tierra. Ser conscientes de uno mismo y de los demás. A veces (y siempre) pensar en el que viene detrás abre a la vida, da una nueva conciencia de uno mismo, hace ser en un nosotros. Lo normal es «ama y haz lo que quieras», pero a todos nos hace falta un curso intensivo en afectividad humana, en amor verdadero para no dañar ni dañarse a uno mismo.

El futuro quiero yo hablar / miraré a través del tiempo / Porque estoy seguro que ya / este bache sin fondo pasará / No, no acabará aquí / la vida inventaré / ahora yo lo sé / No, no acabará así / alguien encontraré y renaceré.

Lo primero que haré, sin dudar será / conservar todo lo bueno que hasta hoy yo construí / Desde aquí, volver de nuevo a empezar / mirando en mi interior / sin mira atrás / No, que no puede acabar así / no acabará porque, una luz veo brillar / que me acompañará / que me acompañará, a mí.

Pienso en ese encuentro que puso un nuevo inicio. No se trata de normas, de leyes, ni de mandamientos pues el camino a seguir es ese mismo encuentro, el encuentro con una Presencia. Pienso en ese Alguien que encontré e hizo renacer mi existencia, y pienso a la vez en cómo es verdad aquello de que hace nuevas todas las cosas. No hace falta mirar atrás, no Le hace falta; pero quizás a nosotros sí para despertar, para reconocer que no fuimos nosotros sino Alguien quien hizo brillar de nuevo la luz en nuestra vida.

Yo tengo una piedra pequeña aquí / para construir paz donde no hay y así / yo la llevaré donde me llevará / esta esperanza inmensa que no me abandonará / Yo la llevaré aunque sé que pesará / Piedra pequeña quizás un día se posará.

Pienso en cada vida humana como un eslabón de la misma cadena, y pienso en cómo nos necesitamos. Pienso en cada vida como esa piedra pequeña que si se posa, construye. Una esperanza alberga cada corazón aun sin percatarse de ella; una esperanza de paz pero no una paz no sólo sin armas. Hoy hay un anhelo de paz inmaterial: interior. Y pienso a la vez en cómo el simple hecho de conversar con una persona puede llenar un corazón de esa paz inmaterial. Y no sólo una conversación, también cada cosa pequeña, cada momento que posa y construye nuestro interior, nuestra existencia.

Aunque algunas veces esta vida te hirió / quiero verte con una sonrisa / Quiero verte contenta y feliz / Quiero verte con una sonrisa, feliz.

Pienso en todo lo que contiene una vida, en lo que a unos les merece vivir y a otros les desespera estar viviendo, y pienso a la vez en cómo el conocimiento del sentido de eso que merece o desespera vivir cambia la existencia de uno. Pienso en las heridas, en las balas recibidas, en las cicatrices que hablan de que un día la vida pegó fuerte. Pienso en cada una de las veces en que nos sentimos abatidos, doloridos, abandonados, y pienso a la vez en cómo todo aquello es lícito sentirlo porque somos humanos, pero nos olvidamos de que aquello no es todo, de que no nos habla de lo que somos ni es lo único que nos toca vivir. Pienso en que no estamos solos en esta vida y pienso a la vez en que nos toca limpiarnos los ojos físicos y los de nuestra alma. Si ésta se acerca a la pureza, ve en lo escondido, ve en lo invisible, ve en la Presencia.

Yo he conocido un hombre / que observaba nubes al pasar / Como un libro que se abre / sus formas él sabía interpretar / El veía un mundo nuevo / como un sueño que parece real / pero que no alcanzarás / Hace mucho tiempo un día / una nube rara vi pasar / Yo le dije que era un ogro / él veía un angel singular / Es quizás porque queremos ver / lo que cada uno cree mejor / Un poco como en la verdad.

Siempre es la misma historia / quizás muchos otros la conocen ya / aunque se cambien las palabras siempre es igual /  La historia de la humanidad / y las nubes van / y pasan sin parar / Y nosotros las veremos aún pasar aquí y pasarán aquí.

Pienso en esa voz que escuchamos en nostros, en esa voz amiga y pienso a la vez en cómo nos aquieta, nos descoloca, nos calma. Pienso en las veces que acudimos a esa voz a sosegar las aguas que irrumpen con fuertes torrentes en nuestro pensamiento. Pienso en cómo necesitamos ese timbre alegre y amable, ese tono amigo para seguir erguidos por este mundo nuevo que se abre paso. Pienso en las voces rotas, las que no se ecuchan por miedo, las que han silenciado las guerras, las que otros han apagado con acciones que enmudecen a cualquiera, y pienso a la vez en esas otras voces angelicales, dulces, pero firmes y serenas. Voces que hablan de la Verdad, de la vida en el Amor, de la lucha empezando por ellos mismos: su interior. No hay voz que se escuche más que la que retumba en el alma sedienta de una persona que mire a la vida de frente.

No quiero yo más / hoy alejar mi mirada de ti / Me gustaría tenerte por siempre aquí / tenerte así.

Pienso en la mirada y en todo lo que ésta puede albergar, y pienso a la vez en cómo se nos escapan tantos detalles. Una mirada inteligente (leí una vez) que nos permita vivir en la templanza. Pienso en las miradas apagadas, en las miradas poderosas, en las miradas lujuriosas… y pienso a la vez en las otras miradas que sólo tienen a una persona en el punto de mira pero que ésta las proyecta al infinito. Una mirada profunda, una mirada que vibra, que conmueve a quien se siente mirado por ella. Quien descubre esa mirada es porque antes ha sido mirado así, sin prejuicios, sin cargas, sin rencores. La llaman la mirada de misericordia. Pienso en ella y a la vez en que muy pocos la conocen y en cómo puedo hacer para llevarla a todos los rincones. Pienso en ello a menudo. Y pienso a la vez en qué nos falta o qué necesitamos para darnos cuenta de esa mirada llena de misericordia que nos ha estado acompañando desde que salimos del vientre materno, y cómo haremos para retenerla, para acogerla y vivir en ella.

Hay una melodía abandonada en un rincón / Crece día a día y llega hasta el corazón / pero está ahí y darle voz aún no sé / Hay una melodía que explicará lo que es eso / que me gustaría expresar / todo lo que quiero aún vivir.

Pienso… Y Alguien me dice que no sólo de pensar vive el hombre, que vivir amando se llega a la plenitud de la vida y que amar viviendo es lo que da una conciencia de nuestra existencia porque somos un pensamiento de amor que se hace vida. Pienso, sigo pensando porque la vida me interpela, porque siempre hay algo que golpea mi conciencia. Pienso y pienso a la vez muchas cosas. Hay tanto que ver, que vivir, que hablar, que amar. No llegamos nunca a expresar todo lo que uno lleva dentro. No matizamos como querríamos. No siempre llegamos al entendimiento de la otra persona. Nuestra existencia muchas veces no habla, no transmite aquello por lo que vivimos. Nuestra mirada no refleja eso que la ha transformado. Nuestras palabras no expresan aquello que ha dado sentido a nuestra existencia. Pienso y repienso que somos limitados y que por mucho que no lleguemos a descifrar la vida o descifrársela a otros, el Amor todo lo suple. Habla. Llena. Transforma. ¿Por qué pensar si se puede vivir? ¿Por qué vivir si se puede amar? Y, ¿por qué no pensar que vivir amando no es una utopía?

Eros Ramazzotti, 9

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