Una vez leí que la música es el mejor psicólogo y, aunque lo pensé un poco, tiene algo de verdad. Y justo esta mañana he visto una foto con dos amigos tocando la guitarra y una cita que decía «un amigo es alguien que conoce la canción de tu corazón y puede cantarla cuando a ti se te ha olvidado la letra». ¿Puede la música ser tu amiga? ¿Puede un amigo ser tu música? Afirmativamente, sí. La música te recuerda al amigo y hace las veces de éste cuando no se tiene cerca. La vida del amigo es música para tus oídos cuando a la tuya le falta ese ritmo y armonía.
Hay quien tiene el café como droga, y si yo tuviera que ser adicta a algo sería a la música, si no lo soy ya. Hay una profundidad en la música que no se tiene en cuenta algunas veces. Quizás los que se dedican a ella sean los únicos que de verdad la entiendan aunque eso no quiere decir que los que amamos la música no la podamos hacer nuestra y encontrar ese punto de unión con ella. Es mucho más que acordes y letras. La música traspasa lo físico porque llega por los sentidos y conecta con nuestro corazón y con la parte más íntima y profunda de nuestra persona, el alma.
Miles de canciones, múltiples versiones, infinitos acordes, diferentes letras pero una sola dirección: conectar con un tú y acompañar a ese tú. No importa el tipo de música que sea como tampoco importa quién seas tú, siempre hay un punto de encuentro, un momento mágico entre la música y tú. Hay una canción o varias esperándote y desde ese momento algo cambia en tu interior, se vuelve más sensible y como una esponja que absorbe todo cuanto hable de amor, fidelidad, vida, humanidad, generosidad, paz, ilusión y lucha. La música la componen personas, como tú y como yo, ¿de qué no hablará si el corazón de cada uno es anhelante de las mismas cosas? La vida se sirve de muchas cosas para enseñarnos el camino a seguir, para hacernos ver, pensar o sentir, para despertarnos o calmarnos. Y la música es una de esas cosas. ¡Vaya cosa! Referirse a la música como una cosa es casi despreciarla. Como cantarían Eros y Andrea, «musica è, simplemente.
La música es; no hay palabra para etiquetarla ni sensación para recordarla. Cuando digo que la música es quiero referirme a que engloba un todo que envuelve todo. ¿Cómo se entiende esto? Simplemente, ten un encuentro con ella y sabrás a lo que me refiero. Mi vida ha estado marcada por ella y lo sigue estando porque la música es parte de mi vida; camino con ella, mantengo diálogos internos con sus letras y vibro con sus ritmos. Poco a poco ha ido cobrando protagonismo a medida que ha habido un anhelo en mí por saber y conocer. Cantar la vida, cantar los pensamientos, cantar las emociones, cantar lo que alegra o hiere el corazón; es un arte y es belleza porque no es fácil encontrar acordes que lleguen a sensibilizar o palabras que expresen lo que una persona necesita o quiere compartir en una canción de apenas cuatro minutos.
Las personas que componen esas canciones comparten sus experiencias, cómo ven el mundo, cómo sienten, cómo se relacionan, qué defienden y qué critican. Comparten su vida. En lugar de debates televisivos y columnas periodísticas, todo eso se me presentaba en bellas canciones con ritmos armoniosos y acordes vibrantes. Dejando mejor sabor de boca. La música es mucho más que unos acordes, mucho más que unos ritmos y mucho más que unos sonidos. Los hits sólo se fijan en las modas del público y se olvidan de la historia o de la vida que esa canción tiene detrás y transmite. Cuando hay un diálogo entre la canción y tú, cuando esa música despierta algo en tu interior, entonces es un hit. La letra es lo que cuenta muchas de las veces pero incluso la música instrumental o aquella en la que apenas dicen una o dos palabras, puede provocar un despertar del corazón y del alma.
No puedo comparar la música con un amigo porque no son lo mismo, pero sí que puedo decir que me llena tanto una cosa como la otra. Vibro con una conversación y vibro con una canción. Me emociona compartir con una persona y me emocionan unos acordes. Me llena de paz unas palabras llenas de cariño de un amigo y me llena de paz interior una letra de canción cantada directamente al corazón. Disfruto con mis grupos y canciones preferidas escuchándolos a todo volumen y disfruto con mis amigos pasándolo en grande haciendo el tonto y echando de vez en cuando algún grito por la emoción del momento. Me relaja el silencio de la noche con sonidos musicales y me relaja el silencio compartido con un amigo. No soy inmune a la música ni a un amigo: me afectan cuando entro en contacto con ellos. Me importa lo que la música pueda decirme o provocar en mí y me importa también lo que un amigo pueda contarme o influir en mí. Me siento acompañada por la música en todo momento, cuando hay tristeza me devuelve la alegría, y me siento acompañada por un amigo cuando lo es, me saca una sonrisa cuando menos me lo espero.
¿Puede la música ser tu amiga? Sí, de hecho lo es. Está siempre que la necesito y cuando no, también. Hay música en todas partes y sólo necesito abrir mi corazón para dejar que hable conmigo. ¿Puede un amigo ser tu música? Sí, puede por el mero hecho de que la música la componen las personas. Y un amigo, con su vida y palabras compartidas conmigo, se convierte en la mejor canción.
Nunca he tenido ese tipo de relación con la música, pero es cierto que hay canciones que estremecen el alma. Por ejemplo, la historia del Rey David y Betsabé cantada creo que expresa de forma excelente el significado profundo de ese pasaje, y estremece a quien ha tenido una experiencia de Dios similar a la de David.
En inglés, por supuesto ;)
La paz.
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¡Buenas, mensajero! Mietras vibres con pequeñas obras maestras como este Hallelujah, me alegras. Aunque yo he escuchado otras versiones y la original, claro. Gracias por la que me mandas y por pasarte por aquí, tan puntual como siempre.
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Es increíble! Como siempre consigues encontrar las palabras justas para llegar al fondo de todo aquel que te lee. Como guitarrista me identifico muchísimo. Cuando estoy mal mi guitarra consigue animarme. Muchas gracias por el tiempo que empleas para todo cuanto escribes y además hacer que toque el corazón de la gente. Sigue así para que tanto yo como todo el que te siga podamos disfrutar de estos minutos de lectura. Buenas noches.
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¡Amanda! Lo prometiste y aquí estás pero veo que más pronto de lo esperado. Y luego están los instrumentos que hacen sonar esa música: violines, pianos, guitarras… ¡Qué privilegio quien los toque! Gracias por leerme y dejar tu comentario. Seguiré escribiendo como mejor lo sé hacer: siendo yo misma a través de mi experiencia de vida. ¡Nos vemos!
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Que bonito!
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