Nightfever, una locura de noche

Para los que les gusten las fiestas nocturnas, ésta es su noche. Nightfever es mucho más que subir los grados de la noche, mucho más que perder el control y mucho más que un baile a lo John Travolta. Nightfever es la noche de la misericordia. Otra vez esta palabra sale a la luz. Quizás te suene a viejo, a algo que nada tiene que ver contigo. Misericordia es meter las miserias de los demás en tu corazón, es decir, hacerse cargo del otro, acogerlo por lo que es. Y en Nightfever hay Alguien que quiere hacerse cargo de tus pesares, de todo lo que te preocupa, de tu vida pasada y presente.

Para muchos es una noche mágica, para otros es una noche donde se pueden ver milagros. Y es así. Nightfever lleva presenciando milagros desde que salió a la calle a hacerse presente en la noche, en ese tipo de noche donde se pierde el sentido o el sentido pierde su razón de ser. Desde Europa (Colonia, Alemania fue el inicio. En la JMJ de 2005) hasta América y allí donde llegue el anhelo de las personas por conocer el Amor y de hacerlo llegar a los que todavía no lo conocen. No hay límites para el Amor salvo que a uno se le cierre el corazón aunque la llama sigue tan viva como al principio y además, va en aumento.

No recuerdo cuándo fue la primera vez que escuché la palabra Nightfever, sólo sé que ocurrió en el año de traerlo a Valencia (2013) cuando alguien lo nombró. Fue de pasada y apenas supe de qué iba; no investigué más. Y no fui. Ese mismo año yo puse rumbo a Irlanda y Noruega. Al poco tiempo Nightfever volvió a hacerse presente pero esta vez a través de las redes sociales. Ese año iban a realizarse tres y todas ellas en Valencia. Me dio pena no estar allí, lo seguí desde la distancia pero no era lo mismo. Continué con mi vida por tierras irlandesas y allí tuve un pequeño acercamiento a algo parecido a Nightfever en unos encuentros de oración con un movimiento de la iglesia católica, y también gracias a cantar en un coro para misas Taizé. Eso era todo lo que conocía y todo lo que había vivido hasta la fecha. Pero mi alma seguía en vela y pidiendo un poco más de Vida. Sigo afirmándome en la frase de «cada alma tiene su tiempo» porque es así aunque me dé rabia el no haber conocido cosas antes o vivido experiencias como éstas cuando lo necesité. Y al llegar el momento de conocerlas y de vivirlas encuentro el sentido de por qué han aparecido en mi vida ahora y no antes.

Una vez de vuelta a España el pasado septiembre y en una excursión realizada en octubre, volví a escuchar la palabra Nightfever. ¡Cuánto tiempo había pasado desde la última vez! Se iba a realizar a finales de ese mes, en la noche que da paso a la fiesta de Todos los Santos. Me lo anoté en la mente porque esa fiesta no hace falta anotarla en papel. Pero cosas de la vida, ¡no pude ir! Conocí un Grupo de Oración y nos íbamos de Retiro justo ese fin de semana. El Jefe estaba otra vez haciéndome de las suyas pero yo seguía con la frase aquella de «cada alma…» en la cabeza y me tranquilicé. En fin, lo seguí todo por Paraula, Facebook YouTube días después y seguía creciendo en mí las ganas de poder participar en un Nightfever. No sé cuántas veces llevo escribiendo este nombre y sigo sin decir qué es. ¿Quieres conocerlo desde dentro? Acabo de vivir uno desde sus entrañas y puedo transmitirte todo con detalle, pero he de advertirte de una cosa: tú, querido lector, y yo tenemos almas diferentes con sus necesidades. Te lo cuento desde mi vivencia, desde mi pobre existencia y desde mi corazón anhelante. Yo te invito a vivirlo como persona que se acerca al Amor o como persona que acerca a otros al Amor.

Nightfever es una noche de música, de adoración, de confesiones, de respuestas y preguntas, de oración, de escucha, de diálogo, de paz y de perdón. Se te invita a encender una vela y que la deposites en el altar a los pies de Jesús Eucaristía. Y, al hacerlo, reces o pidas por lo que quieras o necesites. No estás nunca sólo y se te acompaña en todo momento, física y espiritualmente. ¡Esto es lo impactante! En cuanto cuente por qué quizás tengas la misma reacción y sentimiento que yo tuve cuando me lo contaron y lo viví. En Nightfever está todo cuidado, desde lo más pequeño a lo de mayor importancia. Nada queda fuera de la mirada de caridad de cada misionero. Son cuatro horas pero todo un día de preparación incluso de meses. Se divide en tres zonas donde vivir la misión de invitar al viandante a tener un encuentro con Dios.

A los pies de Jesús, donde un grupo de misioneros se recoge en oración por la misión que realizan el resto de misioneros y rezan también por las personas que van a entrar en la iglesia (muchas por primera vez, otras tras largo tiempo y tantas otras por avivar su fe). ¡Todos sostienen a todos! No rezan por ellos mismos sino por el buen desarrollo de Nightfever, por los corazones y almas de los que allí acudan durante toda la noche. Calle, donde un grupo de misioneros, enviados de dos en dos, salen a las calles de la ciudad a invitar a todo aquel que se encuentren en el camino. Lo bonito de esto es ver la alegría de cada misionero y la disposición por llevar el Amor a otros. ¡Todos sostienen a todos! Mientras uno habla, el otro reza por el que habla y por los que están siendo invitados. Acogida, donde un grupo de misioneros espera a las puertas de la iglesia la llegada de los que han invitado a encender una vela para ahí dar una información más detallada y acompañar al altar a quien así lo quiera o necesite. ¡Todos sostienen a todos! Los misioneros de esta zona rezan por las personas que acompañan hacia el altar.

La música envuelve y acompaña la noche dentro de la iglesia. No deja de sonar. Es música en directo, unas guitarras y unas cuantas voces. Algunas veces un violín. Cualquier instrumento y medio para llegar al corazón y al alma de cada persona. Esa música viene con mensaje a través de las letras de las canciones, y siempre calan si uno va dispuesto a dejarse interpelar por ellas. En ningún momento deja de sonar porque la experiencia y vivencia de un Nightfever tiene que ser igual para quien entre en la iglesia a las nueve de la noche como para quien lo haga a las doce y media. La iglesia igual de bonita por la custodia revestida con las telas roja y blanca; iluminada con las luces naturales de las velas, y ambientada por la música en vivo y en directo. Es impresionante que todo se mantenga igual durante cuatro horas; igual de intenso, igual de alegre, igual de profundo,e igual de armonioso.

Todo esto no sale sólo por la ilusión de unos pocos sino por un convencimiento interior y un encuentro personal con Dios de esos pocos. Un convencimiento reflejado en compromiso y oración, en una vida entregada al servicio de los demás. Un encuentro que sació su anhelo de Amor y Perdón, y les mueve a darlo a conocer para saciar el anhelo de Amor y Perdón de mucha más gente. Porque… ¿quién va a querer entrar en un iglesia a encender una vela y si eso rezar, un jueves o sábado por la noche, en plena fiesta o botellón? Éste es el milagro, ver la necesidad de Amor que todos tenemos en nuestro corazón, en nuestra vida, en nuestras relaciones personales. El Milagro que mueve a cada uno a salir de él mismo e ir en busca de quien puede dar respuesta a esa necesidad y la puede saciar para siempre.

Ahí no acaba la cosa. En Nightfever hay Alguien que te espera. Y no lo hace de brazos cruzados sino que tiene unas palabras para ti y, además, quiere escucharte. En el Altar te espera una cesta con la palabra de Dios (Dios te habla); es la palabra sacada de la Biblia, un verso que va directo y exclusivamente para ti. A su lado hay otra cesta con un papel para que dejes escrita tu oración o petición (Dios te escucha); una vez escrita se deja en otra caja que los misioneros llevan a un convento para pedir que recen por ellas. ¡Todos sostienen a todos! Nada queda suelto, nada es indiferente, nada deja de tener valor sino que lo elevan, lo llenan de amor y lo cubren de misericordia.

¡Dime tú si esto no es una locura de noche!

6 respuestas a “Nightfever, una locura de noche

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  1. Gracias por compartir esto… Yo fui uno de los que trajeron la experiencia a España, y es muy confortante poder ver la manera en la que afecta la vida de terceros. Ve uno el misterio de Dios, que hace mucho con los pobres medios que ponemos a su disposición.

    Y comparto lo comentado por otros: es mucho más de lo que se ve. Muchísimo más.

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    1. ¡Vaya! Pues qué alegría que hayas aportado tu granito de arena, y gracias por ello. Me han estado contando experiencias y ¡hay miles! Podría escribirse un libro con todas ellas y sería provocador de más milagros. Al menos que quede en el corazón de cada uno esa experiencia y la dé a conocer. Eso es lo que he hecho aquí pero, sí, ¡es muchísimo más de lo que estas palabras puedan inspirar! Gracias por tus palabras, un saludo.

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    1. Vaya, vaya, vaya… ¡Isabel, tú por aquí! ¿Conoces NightFever? Me encantaría verte por uno con toda tu gran familia. Podrías hacerlo llegar a tus círculos que sé que tienes y muchos. Además, les vendrá bien vivir otras experiencias dentro de la Iglesia Católica. See you soon, alright?

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  2. Tengo que decir que a mi me pasa como a ti, por lo menos en estas dos últimas NightFever, que por circunstancias no pude asistir. También digo que he estado en varias anteriormente, y en verdad es un momento precioso. No sólo consiste en encender una vela y rezar, hay algo más profundo.
    Detrás de cada vela hay un sentimiento, una pregunta, un anhelo… Y vas en busca de respuestas a todo eso, ya sea por curiosidad o convicción, y te marchas con la satisfacción y la garantía de que te han escuchado y que tu respuesta tarde o temprano llegará.
    Animo a todo el mundo que no ha vivido una NightFever que vaya, que vea, que sienta lo que allí se hace, porque vale muchísimo la pena.

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    1. ¡Tito, a ti también te llegará la oportunidad cuando Dios quiera! (que será el mejor momento). Gracias por compartir tu vivencia y matizar un poco más lo que es NightFever. Ya vale la pena, sólo hace falta ir. See u around!

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