La moralidad en la vida

El verano pasado estuve por tierras noruegas conviviendo con una familia de allí. La madre de los niños estudió derecho aunque en la actualidad no ejerce por motivos que no vienen al caso. Lo que no podía evitar era analizar las acciones humanas y siempre sacaba algún tema para debatir con sus hijos en la cena.

Otras veces conversaba conmigo sobre aspectos de la vida, de la fe y de las relaciones personales. Un buen día nos sorprendió a todos con el siguiente supuesto: «Si una persona comete un acto ilegal pero no penal varias veces, ¿qué dice esto acerca de los valores morales y éticos de la persona y sobre sus propias acciones? ¿Esto dice algo acerca del conocimiento de la persona sobre el respeto?»

Lo formuló en noruego y luego hizo que un hijo suyo lo tradujera al castellano para que yo también pudiera participar. Esta vez no lo debatimos en la mesa cenando sino que nos lo mandó por correo para, uno de esos días, dejarle una respuesta. Como esto tuvo lugar los últimos días de mi estancia allí, le contesté a la semana cuando ya había aterrizado en Valencia. Hoy sigo esperando su apreciaciones a lo que le escribí. ¿Habré suspendido? Bueno, lo comparto con vosotros, lo tenéis justo aquí abajo. Seguid leyendo.

Reflexión

En nuestra vida necesitamos algunas guías o reglas que nos muestren cómo vivir correctamente (como humanos usando nuestra inteligencia y voluntad). Estas guías no nos quitan nuestra libertad sino que nos hacen libres porque somos capaces de elegir libremente. Eso es una cosa que la gente no entiende totalmente (como los 10 mandamientos dados por Dios). En ese caso, si una persona no quiere seguir las reglas que son comprensibles y buenas para él, entonces Houston tenemos un problema: esa persona no va a respetar la vida de los demás y  la organización de la ciudad. Respeto aquí significa (desde mi punto de vista) valorar la vida de los demás, también comprender que no vivimos solos o por nosotros mismos (tenemos gente alrededor que merecen las mismas cosas que nosotros), y para hacer algo bueno o notable por ambos (personas y ciudad). El respeto es una actitud y una acción. Si esa persona no ve esa acción como algo malo entonces no tiene una moral y ética firme y una buena formación. Él verá las consecuencias de sus (malos) actos después, cuando el daño ya esté hecho. Daño en el interior y el exterior. Dentro de él (los hechos nos construyen, nos hacen ser  lo que somos) y fuera de él (en la vida de los demás).  La moral y la ética nos previenen, de este modo no tendremos (malas) consecuencias.

Esa persona podría entender (después) por qué es importante seguir las reglas para vivir con medida y pensar antes de actuar. Sé que tenemos muchos condicionantes que hacen que no actuemos bien y a veces tomamos eso como una excusa, pero tenemos que tener valor y vivir nuestras vidas como merecen ser vividas, sin ningún temor acerca de lo que otros pudieran pensar y decir al respecto. Es necesario mostrar a la gente que es posible vivir en armonía siguiendo reglas, y también que al hacerlo no nos hacen infelices. Como es conocido «los conoceréis por sus frutos», así que esa persona que rompe las reglas cuando quiere no tendrá una buena reputación o imagen en los otros (familia, amigos, ciudadanos …).

En primer lugar él se está mintiendo así mismo, luego a los demás y si tiene fe, a Dios (que lo conoce mejor que los demás y que así mismo). Esa persona podría decir lo que quiera y podría tener una buena formación académica, pero sus actos dirán mucho más sobre él que cualquier otra cosa. Esa persona tendrá que velar por que coincida lo que dice con lo que hace. No se trata de pretender sino de actuar, reflejar nuestras palabras con acciones. La forma en que uno vive comunica, dice mucho de uno porque es algo real.

4 comentarios sobre “La moralidad en la vida

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  1. «En nuestra vida necesitamos algunas guías o reglas que nos muestren cómo vivir correctamente», pero ese vivir correctamente muchas veces implica aceptar o hacer cosas que no nos gustan. Significa perder la razón. Significa reconocer muchas veces que nos hemos equivocado. Significa perder tiempo y recursos por otros, que quizás ni te lo agradezcan. Significa, en muchos casos, negarse a uno mismo y sus deseos por el bien del otro. Significa perder la vida. Y eso es algo que no queremos.

    Así que la alternativa es eliminar la moral, o adaptarla a nuestro gusto. Y si, la persona luego verá el «Daño en el interior y el exterior. Dentro de él (los hechos nos construyen, nos hacen ser lo que somos) y fuera de él (en la vida de los demás)», pero aceptarlo supondría también perder la vida. Es más fácil, pues, echar las culpas fuera. La culpa es de la sociedad. La culpa es de mi vecino. La culpa es del gobierno. La culpa de mi marido/mujer. Pero nunca es mía. Y así se cierra el círculo: Yo soy bueno y hago las cosas bien (bueno, tengo mis fallitos, pero nada grave), y sufro porque el otro no es bueno ni hace las cosas bien (menudas burradas hace en ocasiones, exijo justicia). Y eso es lo que, si preguntas, se puede intuir que piensa mucha gente en muchas de sus relaciones personales.

    Y, lamentablemente, quizás para ti y para mi, y seguro que para mucha otra gente «sus actos dirán mucho más sobre él que cualquier otra cosa»; pero también hay personas que eso no lo ven. Y por eso, entre otras cosas, tenemos los gobernantes y las «alternativas» que tenemos en España. Pero sobre todo, por eso, muchas veces en nuestra propia vida nos engañan y apoyamos a quien no debemos cuando hace lo que no debe hacer: porque nos dejamos engañar por las palabras y apariencias bonitas.

    Por eso, -mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo. (Colosenses 2, 8)-. Porque si, existe una moral que se resumen en el amor a Dios y al prójimo. Porque si, nos equivocamos, yo me equivoco. Pero sobre todo esto, Dios perdona, ama, y da la vida a los que se lo piden. Y si tienes la vida de Dios, no te importará perder la tuya propia (tu razón, tu punto de vista, tu integridad, o lo que sea) por los demás, porque no la necesitas: tienes otra mejor y mas hermosa.

    Por lo que a mi respecta, me aplico el cuento, porque una cosa que en ocasiones cuesta bastante es reconocer los propios errores, pecados, y culpas; y excusar y perdonar los de los demás. Normalmente suele ser al revés. Dios me lo permita.

    La paz. Mensajero.

    — PD —

    Es más que obvio que fuera Dios, no hay moral absoluta, y por lo tanto podemos caer en cualquier cosa. A este respecto, y como reflexión me gustaron un par de artículos que explican un concepto interesante, la ventana de overton, que nos ilustra como se puede mover una moral sin Dios con el poder de los medios de comunicación en defensa de intereses económicos e ideológicos particulares…

    http://infocatolica.com/blog/deoomnis.php/1411120630-un-vistazo-a-traves-de-la-ven
    http://actualidad.rt.com/sociedad/view/125437-legalizar-overton-eutanasia-incesto

    Porque al final Dios es la piedra angular, como dice Isaías: -Por eso, así habla el Señor: Miren que yo pongo una piedra en Sión, una piedra a toda prueba, una piedra angular, escogida, bien cimentada: el que tenga fe no vacilará (Isaías 28, 16)-. Pero si quitamos a Dios de en medio, la manipulación puede llegar a ser total, como ya hemos visto en nuestra, en ocasiones triste, historia humana.

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    1. ¡Mensajero! Menuda carta me has escrito… GRACIAS. Has ido punto por punto matizando y no te falta razón. Y es verdad, en Dios está la respuesta. En esa conciencia que nos hace notar que algo está bien o mal que nos impulsa a lo mejor pero que tantas veces la acallamos. Humanamente se puede vivir las reglas porque somos personas con inteligencia y voluntad y Dios nos ha hecho capaces para ello, pero nunca lo haremos en plenitud porque ese bien y esa justicia que intentamos vivir vienen del Bien y de la Justicia en mayúsculas que vienen de Dios. Y quien ha dado esa conciencia sensible al Bien, la Belleza y la Justicia no es otro que el mismo Dios.

      Muchos pensarán que estamos condicionados pero ¡qué mejor que estar condicionados a conocer el Amor, a vivir en plenitud, a encontrar la verdadera felicidad ya aquí en la tierra! Piénsalo, si cada uno viviera de cara a ese Bien, Belleza y Justicia se daría cuenta que la vida tiene otro cariz, una luz diferente que llena toda su existencia. Muy pocos lo viven porque aún están pegados a la tierra. Ojo, yo la primera, que vivir de cara a eso cuesta y exige mucho. Exige porque no estamos acostumbrados a ser humildes o somos débiles. Esto último es lo mas determinante.

      ¡Y no me extiendo más, gracias de nuevo! Un saludo.

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  2. Se dice que, si uno no vive como piensa, termina pensando como vive. Pues eso, pero creo que actualmente el problema es otro, muchas personas no son inmorales, sencillamente son amorales, por tanto han pasado a no tener ya ningún tipo de valor referencial en la vida. ¿tú te explicas como personas educadas en colegio cristianos, de buenas familias y largo etc. luego sean capaces de hacer las cosas que hoy se hacen? les da lo mismo una cosa que otra, creo que este tipo de personas carecen de moralidad porque vivimos en una sociedad que tiende a esto, a crear seres amorales a los cuales les sea indiferente una cosa u otra.
    En fin, no sigo, es para orar a Dios que tenga compasión de este mundo que al alejarse de El pierde la referencia entre el bien y el mal.
    Un saludo en Cristo

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    1. ¡Qué bien lo has plasmado! Sí, sólo leyendo los periódicos, viendo las noticias o simplemente conviviendo o andando por la calle me percato de esa amoralidad que dices. Siempre generalizamos porque es lo que abunda y ¿por qué? Porque los que sí intentamos vivir moralmente no somos suficientes para darnos eco unos a otros. La abundancia del bien hará que las tornas cambien. Así que nos toca rezar y actuar, ¡y mucho!

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