La educación pide paso

Hay un tremendo debate por culpa de la educación. ¡Como si tuviera vida propia! La tiene si son las personas quienes debaten. ¿Quién ha recibido (una buena) educación? y… ¿de dónde? He aquí el debate.

Está claro que sin educación no es posible una convivencia pacífica entre humanos y tampoco un intercambio de conocimientos. Porque la educación es la suma de comportamientos acordes a cada situación y los conocimientos adquiridos con el estudio.

Y mirando atrás uno puede ver a un sinfín de personas, cercanas y no tan cercanas, que han sabido añadir un complemento importante a su vida. Son padres, hermanos y abuelos. Profesores y compañeros. Familia, amigos y profesionales. Tres ámbitos sociales que nos acompañan hasta el final de nuestra vida. La familia, por encargarse de los primeros años de vida de cada persona, es la que tiene una carga mayor en la educación. Es donde se prepara a cada uno para la vida social, académica y personal.

Los amigos están para envalentonarnos con ellos, resguardarnos en ellos o excusarnos en ellos. Compartimos momentos de nuestras vidas con ellos y aprendemos cosas que quizás no hemos podido ver, leer o experimentar en el entorno familiar. El contacto con lo ajeno es siempre un plus; pero hay que estar al tanto de qué clase es.

Los profesionales son eso, profesionales del campo. Nos aportan sabiduría técnica, herramientas para desenvolvernos en nuestro trabajo y en nuestra vida laboral con todo lo que ésta conlleva. Lo que no hay que olvidar es que estos profesionales tienen familia y amigos también, y que el contacto diario o frecuente con ellos nos aportan otro plus importante a nuestra vida: podemos compararnos y decir «si él, con la vida familiar que tiene, viene aquí con esa sonrisa y trabaja como el que más, yo también puedo». Además, podemos comprender el comportamiento de las personas bajo el influjo de la presión profesional y, en consecuencia, comprender el nuestro en situaciones similares.

La educación es importante si se conoce su valor, si se está dispuesto a adquirirla para su buen uso y servicio a los demás. Porque la educación no son condecoraciones para pasearlas y alardear de ellas. La educación nos mantiene humanos porque hace que pongamos en acción nuestras dos importantes facultades: inteligencia y voluntad. La educación, por tanto, nos mantiene al margen de la alienación y de caer en egoísmos.

Echando de nuevo la mirada atrás puedo ver un sinfín de buenos ejemplos. Todo lo que veía, hacía. Todo lo que escuchaba, reflexionaba. Todo ejemplo, lo grababa y reproducía. Es facil ser educado, amable y responsable cuando se ha visto, escuchado y vivido. He aquí la cuestión.

3 comentarios sobre “La educación pide paso

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  1. Es tiempo de educar y de ser educado. Mil gracias porque pones palabras que nos abren a la reflexión. No podemos prescindir de la educación y creo que es importante destacar que no es propia de un periodo de nuestra vida (niñez, adolescencia, juventud…). Toda nuestra vida pasa por educar y ser educado. A mí, personalmente, me lo ha mostrado la experiencia, el vivir intensamente la realidad. Encuentros, hechos, personas, gestos… Gracias Rocío.

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    1. Qué razón tienes, amiga. Educar y ser educado (esto me recuerda al ser domesticado de «El principito»). La clave es la relación humana que tantas alegrías (penas), victorias (sufrimientos) y experiencia (incómodas situaciones) nos da. Es una cosa muy grande esto de la educación y qué poco la cuidamos y valoramos. Gracias por tu comentario, Lydiux (qué raro que no hayas escrito mi nombre como acostumbras). Cuídate.

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