«En la variedad está el gusto»

De golpe fue como estar paseando por las calles de Venezuela junto con una artista venezolana, esas que sacan arte de donde parece imposible. Esa tarde fue chisposa, como lo es ella, y estuvo llena de historias, tantas como las múltiples experiencias que le ha brindado su corta pero intensa vida.

De pronto todo cambió, fue como estar disfrutando de la compañía de «la negra» en Guayaquil (Ecuador), con una trabajadora nata. Esas que no cierran los ojos hasta que han acabado completamente todo. La noche era cálida como el calor hogareño que desprende ella. De repente la imagen se disolvió y fue como estar marcando un baile rítmico en la ciudad de Barranquilla (Colombia) con la compañía de «mi gente», una colombiana orgullosa. Música buena como buena gente es ella, esas que están al detalle para que nada se pierda o alguien quede en mal lugar.

De improvisto fue como estar sentada en una terraza catando el mejor de los vinos en la ciudad de Calahorra, una calurosa tarde brindando por los buenos tiempos con una calagurritana de pura cepa. Esas que se olvidan de ellas mismas y están por los demás. Sigo despierta, todo aquello es real. Pocos meses para tanto vivido. Mucho trabajo que realizar y victoriosas hemos salido. Un proyecto que ha sido la excusa para establecer lazos, abrir los ojos y aprender de cada una. Siempre he defendido y apostado por el trabajo en equipo aunque conlleve un riesgo personal y colectivo lanzarse a la aventura.

Por suerte, o alguien lo ha querido así, me he arropado de personas magníficas que han aportado su granito de arena y todas hemos disfrutado de las consecuencias positivas de juntar nuestras mentes y fuerzas. Cada una realizaba un rol y una vez que todas supimos cuál era, no hubo lugar para disputas sino para la comprensión y libertad personal. Parece mentira que fuera tan fácil, quizás lo que falte a la sociedad de hoy sea eso: comprensión. Durante siete meses hemos convivido veintitantas personas en cuatro paredes.

Casi todas del mismo ámbito académico y año de nacimiento. Esto quizás haya ayudado a crear esa atmósfera de cercanía y simpatía como la que ha amparado todos esos días, llenos de ganas e ilusión por hacer cosas grandes y de calidad, en un mundo audiovisual cada vez más desprestigiado y falto de un poco de humanidad. Compartir unos estudios con gente de varios países y ciudades españolas tan diferentes, en apariencia, trae consigo una sabiduría extra: conocer culturas y vivencias ajenas, vivir historias nuevas, abrir los ojos ante realidades variadas y conocerse a uno mismo desde las diferencias y las semejanzas con esas personas. Pero todo esto no acaba aquí.

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