Escribo esta entrada en un ambiente muy cambiado al del mes pasado, ahora los católicos estamos «huérfanos» sin una persona relevante y representante de la Iglesia, y a un día del inicio del Cónclave para elegir al nuevo Papa. Aunque para algunos aquéllo dé pie a pensar en chismes y conspiraciones, seguimos adelante un mes más en el Año de la Fe. Marzo es, quizás, el mes más importante de este año dedicado a la fe, por todo lo que va a vivirse en sus próximos días.
Las palabras relativismo y responsabilidad del título entrañan dos caras de la actitud de las personas de hoy en día y desde siempre porque las personas cambian pero las actitudes se repiten en el tiempo. El relativismo está escondido en muchos de los aspectos vitales que conforman nuestro día a día y no deberían verse tocados por tal movimiento, desvían del sentido de la vida.
La responsabilidad es la actitud contraria al relativismo, es una actitud que hace frente, con sus más y con sus menos, a todo lo que la vida lleva consigo, sin arrugarse y sin querer cambiar el rumbo de las cosas que por naturaleza, han de ser así, por muy duras, difíciles o imposibles que se presenten. Muchos han olvidado que la vida vale lo que se ha sufrido, luchado, decidido y apostado en ella. Y muchos también sabrán que una vida lograda, no es una vida cómoda y al gusto de las apetencias del momento.
Hay unas cuantas frases que hablan muy bien de esto que quiero comentar. Las he localizado recientemente en películas, en las redes sociales o en artículos por Internet. J.Rowling en sus libros de Harry Potter tiene unas palabras interesantes, esta vez en boca del profesor Dumbledore, y dicen así: «Son nuestras elecciones, Harry, las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades.». La responsabilidad es una actitud que eliges tomar cada vez que llevas a cabo un trabajo, o te toca cuidar a un hermano o pones un pie en la calle y decides vivir ese día con responsabilidad.
«…y puede decirse de verdad que la responsabilidad es compartida.» , esta frase está sacada de un artículo sobre un método de regulación natural de la natalidad. Muchas veces, la responsabilidad no la lleva uno sólo, la carga con otra persona. La «carga», nadie dice que sea fácil vivir los cánones de la humanidad en su plenitud. En este caso, hace falta una actitud puente: la comprensión. Si no entendemos y conocemos a la otra persona, se hará más cuesta arriba todo.
Finalmente me llamó la atención una foto en la que se preguntaba sobre el estado de felicidad de un modo original: «¿tomas algo para ser feliz? Sí, decisiones», una amiga matizaba la respuesta con un «por muy difíciles que sean.». Ésta es la clave, tomar decisiones correctas, aquéllas que nos acerquen más a la meta que cada uno tiene escrita dentro de sí mismo. Si uno apuesta por seguir la estela de las cosas auténticas, por aquellas que destilan verdad, y no se para mirando atrás, está haciendo frente al relativismo que encoge, que no hace abrirse al mundo y menos, a las personas.
¡Ah, la responsabilidad! Es una palabra que no decimos a menudo. Parece más fácil pensar que no somos dueños de lo que hacemos, que las cosas suceden sin más, como si fueran resultado de la inercia… Pero es increíble cómo esta palabra está tremendamente ligada a una que nos encanta escuchar y saborear: ¡LIBERTAD!
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Muchas gracias «anónimo» por tu comentario. Tienes razón, muchas veces se nos va la fuerza criticando las «inercias» ajenas y no las propias. La libertad es uno de los grandes tesoros que tenemos las personas y uno de los más peligrosos si no se sabe usar con responsabilidad. Un saludo.
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