Empezar una entrada con ese título es poner el listón muy alto, ¿cómo hacer llegar lo invisible a ojos de todos? En realidad, la pregunta tiene trampa y el título también.
Hoy vuelve a ser 11, y no quería dejar pasar otra ocasión para acercar una de las «cosas» que dan sentido a mi vida. Sí, la fe.
Lo que quería haber puesto de título era «alimentar el alma», y lo cambié porque, de manera ilusa e inocente, pensé que nadie iba a pinchar en él.
Después de esto, realmente no siempre valoramos a las personas por las apariencias, al final el cómo es y cómo se comporta son las dos cosas que priman para acercarse a ella y elegirla como compañera de la vida.
Algo parecido pasa a la hora de atreverse a leer o a indagar más sobre un tema en concreto. Sólo lo que dicen sobre él no puede construirnos una opinión fundamentada, hay que dar el paso y comprobar, contrastar qué hay de cierto y falso en ello. Hablo de un tema conocido por todos e ignorado por muchos. Mi padre me decía sabiamente, cuando era pequeña, estas palabras «como alimentas tu cuerpo y tu mente cada día, así alimenta también tu alma.»
Nos lo pide, aunque no lo veamos (y aquí entra en juego el título de esta entrada). A la larga, o puede que temprano, esa necesidad se haga notoria y lleguemos tarde para una remontada rápida. Pero aquí, como en todo, se necesita paciencia y tiempo y, sobre todo, esfuerzo y una voluntad decidida.
Como hablé en la entrada anterior de alimentar la vida, en este alimentar el alma contamos con otros tantos recursos al alcance de la mano, al gusto de todos: en formato digital, en vivo y en directo, blogs, páginas en Internet. Basta, también, con preguntar a quien puede aconsejarnos y guiarnos por el buen camino.
Los hombres de negro no deben infundir tanto respeto, sólo admitido por lo que representan y por sus personas, pero nada más lejos de eso. Hablar tranquilamente con ellos, sin importar el tiempo, el tema y los prejuicios, es un canto a la buena vida.
Dejo aquí unos recursos que suelo utilizar en muchas ocasiones.
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Es bueno acostumbrarse a leer artículos de personas formadas y que saben transmitir; coger algún tema que se tenga olvidado o presenten lagunas, tratarlo en profundidad, te saca de más de un apuro; y ver ejemplos de vida de otras personas ayuda a seguir el camino reemprendido.
Tu turno