En clave femenina

¿Quién no se ha reído leyendo la frase de la foto? Me hizo gracia, debo admitirlo. No sólo por el juego de colores, sino por lo simple que muestran todo. ¡Hale! Unos pocos polvitos mágicos y a seguir con la vida (si fuera así de sencillo…).

Me hace gracia, entre comillas, lo huecas que suenan esas palabras, lo bajo que se ha caído en el tema de la moda barra belleza, lo influenciables que se vuelven algunas mujeres y cómo sucumben a esos encantos faciales.

Todo ello para realzar el lado femenino de la mujer, pero ¿si eres mujer, no va con ello el género femenino? Realzar, he dicho antes. Quizás sea esa la respuesta.

Esta frase me ha servido para «meterme» con todos los chismes que nos venden a las mujeres para llamar la atención, para hacernos ver, sin pasar desapercibidas. Y todo se resume entonces en un mundo de cosméticos y ropa… Quizás estoy yendo al extremo, aunque me reafirmo en la idea de fondo y lo que hacen ver a la sociedad.

Encontré estas coloridas palabras en una revista de mujeres, cómo no, y la verdad es que no comparto apostar por revistas en clave femenina. Sé que la igualdad entre las capacidades de hombres y mujeres es una lucha continua desde hace tiempo. Se necesitan impulsos nuevos y ganar batallas con acciones concretas, pero a mi modo de ver, ir por el lado del feminismo total no hace más que empobrecer la valía de la mujer. Al fin y al cabo somos personas, está claro que ciertas habilidades se les atribuyen a los hombres como otras a las mujeres, pero si toda persona pone empeño, puede llegar a realizar tanto unas como otras, y a lo mejor no las haga al cien por cien bien, pero las realiza satisfactoriamente y, eso, es lo importante.

La clave es no moverse por la superficie y ahondar, no se trata sólo de maquillarse sino de hacerse valer por lo que es ese rostro: una persona, con sus virtudes y defectos, con ideas, ilusiones y proyectos, con inseguridades y pasos firmes… Lo atractivo y auténtico está más allá de la primera capa. Sólo se ha «realzado» esa belleza interior que hay que descubrir después.