Siempre me ha parecido gracioso escribiros. Sois tan históricos que una se siente privilegiada por dirigirse a vosotros aun a pesar de no saber muy bien cómo hacerlo y menos qué deciros.
Siempre he pensado que debéis de ir a un gimnasio durante todo el año para prepararos para la gran noche. Ningún ser humano sería capaz de hacer lo que vosotros lográis en apenas dos o tres horas. Siempre que me han preguntado cuál era mi Rey Mago favorito, os he descartado a ti, Melchor y a ti, Gaspar automáticamente y me he quedado contigo, Baltasar.
Y no sé por qué, quizás por ser el más original o porque muchos te dejaban de lado. Siempre que os he escrito pidiéndoos lo que más me gustaba o quería tener, desconozco si al final me lo traíais porque olvidaba por completo qué os había pedido. Pero, eso sí, siempre me sacabais una sonrisa y estaba contenta con lo que tenía esa mañana del seis de enero. Siempre me acostaba la «noche de Reyes» con el corazón latiendo fuerte, era la ilusión de una niña por saber si os acordaríais de todo y por si haríais la vista gorda por las cosas malas que había hecho ese año.
Esa noche era mágica como vosotros. Siempre me he preguntado cómo os las apañabais para cargar con todo, dónde metíais cada regalo, qué les dabais a vuestros camellos para ser tan ágiles llevando los regalos y portándoos a vosotros. Y lo que más me impresiona es pensar de dónde habéis sacado tiempo para aprender tantos idiomas. Siempre os he escrito con la inocencia de una niña, la ilusión de una adolescente y la esperanza de una adulta. Este año voy a mezclar las tres, espero no complicaros mucho la noche.
Queridos Reyes Magos, mis amigos. Tráeme, tío Melchor, un poco de esa inocencia que dicen que viene bien cuando quieres pasar por alto pequeños roces cotidianos. Acuérdate, tío Gaspar, de meter en un botecito transportable esa ilusión que dicen que se necesita para realizar un trabajo que gusta o disgusta. Y tú, tío Baltasar, te pido que me des un codazo cada vez que no tenga la esperanza como compañera de viaje. ¡Que disfrutéis de vuestra noche, amigos! Una niña traviesa