El crecimiento de todo ser humano está bien delimitado desde hace muchos años en el campo de la educación. Desde el parvulario hasta la edad adulta o laboral van un total de seis etapas: jardín de infancia, infantil, primaria, secundaria, bachiller y universidad. O si se prefiere de 0 a 3 años, de 3 a 5, de 6 a 11, de 12 a 15, de 16 a 18 y de 18 a 23 años.
A partir de los 23 se considera adulto a toda persona. Cuando se habla de los adultos se presupone que tienen un grado de madurez adquirido, notorio. Con los años, dicen que esa madurez crece y se habla de personas con un poderoso grado de madurez.
El crecimiento físico es también notorio y normal en toda persona, pero internamente ese crecimiento no es proporcional. Los entendidos hablan de parámetros normales en relación al desarrollo físico y mental que se dan en las personas y cuando alguno se sale de lo normal, algo pasa. Lo que pasa es, simplemente, que la madurez no crece con los años, es decir, no está ligada al cien por cien con los años. Hay niños con una responsabilidad y un desenvolverse en la vida propios de uno de 24 años y viceversa.
Contamos con las experiencias vividas en la familia, con los amigos y en la vida, que nos forman, nos moldean una opinión, el carácter o la personalidad; también contamos con los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor o en el resto de países, que vivimos de forma diferente, según nos afecten directa o indirectamente; y un componente decisivo es la voluntad, con la que decidimos cómo actuar, qué hacer, cómo queremos que nos afecte, moldee, influya una persona, suceso o rumores sociales.
El tiempo por sí solo no nos ayuda a madurar, necesita ser alimentado de hechos, acciones concretas que nos vayan formando como persona. Lo que hagas en la vida, te constituye como persona. Por eso se me entapona el oído cada vez que escucho esta frase «seamos adultos». ¿Qué se quiere decir con eso? Hay muchos adultos de hoy que se comportan de un modo no apropiado a su condición. Los presupuestos siempre ganan y ése no es el mejor modo de apostar por las personas.
Tu turno