Cuando se coge un periódico hay tres posiciones que pueden optarse ante su lectura.
Una es la de pasar cada hoja sin más, leyendo los titulares principales, la entradilla a lo sumo y, una vez finalizada su “lectura”, seguir adelante con la vida.
Otra posición es pasar una hoja tras otra, fijarse en alguna noticia que haya llamado la atención, pararse unos minutos a leerla por mera curiosidad, relación con el trabajo o estudio, u otros intereses del lector, y seguir la marcha hasta terminar de recorrer cada titular del periódico.
Una tercera es respirar profundo antes de leer detenidamente la portada, prepararse emocional e interiormente para el contenido y pasar cada hoja leyendo con atención cada titular, haciendo una pequeña o gran reflexión del mismo, ver cómo influye en nuestra sociedad y en el desarrollo de la vida misma. Y, finalmente, no quedarse impasible al término de su lectura. Lo leído y asimilado tiene que haber provocado alguna actitud interna y externa en cada uno, sino, qué sentido tienen las cinco W del periodismo…
Un periódico muestra un sinfín de contrastes no sólo a nivel local o nacional sino ya a un nivel internacional, mundial… Pero muchos de esos contrastes nacen de una misma raíz: el ser humano.
Desde que existió el primero hasta nuestros días, todo cuanto ocurre lo ha provocado cada acción y elección de las personas. Esto es lo que se refleja al fin y al cabo en un periódico.
Esos contrastes, buenos y malos, también tienen su continuidad y solución en la misma raíz: tú, querido lector.
Tu turno