La prisionera de Teherán, La Casa del propósito especial, El hombre en busca de sentido, El Sari rojo, Entre tonos de gris…
Historias reales pasadas a literatura… Historias que se han vivido en tercera persona, de forma indiferente o ignorante desde el cuarto de estar…
Es bonito y extraño a la vez el zarpazo interior que surge al leer estas historias. Bonito supongo, por el sabor de valentía, amor, humildad que dejan en cada una de sus páginas, de querer vivir la realidad, de dar lo mejor de uno mismo…
Extraño, al comprobar que no se sabe nada de esas historias, de haber compartido esas vivencias durante unos meses como si fuera vecino, familiar, amigo o ciudadano… Extraño por la culpa inconsciente de pasar de largo de la realidad en otros continentes, tan cerca tecnológicamente aunque lejos físicamente.
En todas ellas está presenté la pérdida de seres queridos, el dolor… Y en todas ellas veo reflejada la siguiente frase extraída de El Sari rojo:
“…cómo la experiencia de la pérdida puede aportar un sentido más profundo a la existencia”.
La pérdida de historia, de verdad, de realidad vivida… Paliada por estas grandes novelas que disminuyen ese hueco y hacen que uno se plantee interrogantes en su vida y les ponga respuesta con una vida más consciente, más compartida con el resto de personas de nuestro querido planeta Tierra.
Tu turno