Con miles de jóvenes que quieren al Papa.
Con la fortaleza y fe de todos.
Con que quiero al Papa, me alegra verle y me gusta escucharle.
Con la ayuda incondicional de los voluntarios.
Con la paciencia, alegría, naturalidad y piedad de los peregrinos.
Con el silencio sepulcral en la Adoración Eucarística.
Con la emoción reflejada en lágrimas de muchos peregrinos y voluntarios.
Con la universalidad y unidad de la Iglesia de Cristo.
Con las inquietudes de los jóvenes y cómo responden con fe a ellas.
Con el aguante y aplomo en Cuatro Vientos (y en Cibeles, en el Via Crucis…).
Con la gran fiesta de Fe.
Con la sonrisa del Papa.
Con la paz del Papa.
Con el cariño del Papa.
Con la oración del Papa.
Con los discursos del Papa.
Con la entrega del Papa.
Con los Obispos y sacerdotes: numerosos y ejemplares.
Con los sacrificios de las monjas.
Con la generosidad de los jóvenes, peregrinos, voluntarios.
Con la Vigilia: conmovedora.
Con el cansancio y sed llevados con alegría.
Con el metro abarrotado de personas, cantos, palmas, alegría, risas, sonrisas, buen ambiente.
La Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Madrid, dejó huella.
Hola Rocío, no sé por qué esta entrada se ha metido ahora, después de tanto tiempo, en mi correo, pero está bien, así te digo.
Si a mí me hubiesen preguntado tal vez hubiese respondido lo mismo que tú. También yo me quedé con esas cosas y tal vez alguna más.
Ahí podemos darnos cuenta, de lo mucho que se puede ver en las circunstancias que nos rodean, hacen falta miradas penetrantes y ojos limpios.
Dios te bendiga.
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Pensaba que no iba a llegar a los seguidores de este blog porque es una entrada que he publicado en el día posterior a la experiencia que viví en aquella JMJ de Madrid, oséase, en el 2011… Cosas del directo y de la tecnología. En cualquier caso, me gustaría que compartieras esas «algunas más» aquí, para seguir viendo a través de ojos limpios. Gracias por tu visita, un saludo.
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